Viviendo un día a la vez
Hay un hermoso himno que cuando era niña escuchaba con mi papá, me gustaba muchísimo cuando lo oía cantarla a voz en cuello, la canción se llama “Un día a la vez” y el coro decía de esta manera: “…un día a la vez mi Cristo, es lo que pido de ti, dame la fuerza para vivir un día a la vez, ayer ya pasó mi Cristo, mañana quizás no vendrá, ayúdame hoy yo quiero vivir un día a la vez…”.
Si bien amaba esta canción, no la había entendido y mucho menos practicaba el mensaje que dejaba. Fue ya de adulta, habiendo conocido a ese Cristo personalmente, cuando pude entender la verdad escondida detrás de tan lindo himno.
Logré comprender cómo Dios nos envía a través de este himno un consejo para caminar la vida cristiana y los procesos de sanidad que se presentan a lo largo de este viaje de peregrinaje en este mundo.
Es muy frecuente que vivamos con la mirada puesta en el futuro o en el pasado. El mirar con ahínco el futuro nos genera ansiedad y anclarnos al pasado nos desencadena depresión.
El haber vivido un abuso sexual, muchas veces nos deja pensando que ese pasado que no podemos borrar nos mantendrá “marcados” para nuestro futuro y aunque hemos aprendido que el pasado no nos define, la tendencia a volver a esos pensamientos es latente.
En otros momentos, quizás vuelve esa sensación de que el pasado nos perseguirá el resto de nuestra vida y esto conduce nuevamente a la desesperanza e incurrimos en desestimar el proceso de sanidad y el camino recorrido.
Cuando esas tendencias regresen a mi vida y me quieren empezar a arrastrar a estados de ansiedad, de depresión o de desesperanza, Dios me anima a través de su palabra a permanecer con los ojos en el presente. Mira cómo nos lo dice: “Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy". Mateo 6:34.
Aquí somos llamados a no angustiarnos por lo que viene, sino a centrarnos en el presente y en las necesidades de cada día. A reconocer que el futuro está en manos de Dios y que mi pasado ya fue redimido por su sangre, estoy confiando que el aquí y el ahora es lo que importa; Jesús me acompaña día a día y me insta a poner mis ojos solamente en Él, tal como lo dice Hebreos 12:2 “…Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…”.
Dios conoce nuestra tendencia humana a distraernos con las dificultades, con el pasado, con el futuro. Por eso nos recuerda no apartar nuestros ojos en el Único que inicia y perfecciona nuestra fe.
Hoy tu padre te invita a vivir un día a la vez, confiando en su gracia, bondad y amor. Ofreciéndote la ayuda necesaria para poder enfocarte en Él y el presente que te ofrece.
Es mi oración que, así como yo aprendí a vivir y practicar ese mensaje de aquel antiguo himno, puedas tú también cantar victorioso: “…un día a la vez mi Cristo, es lo que pido de ti…”.
